No eran todavía las doce del mediodía y dos carriles de la ruta 32 ya estaban llenos de periodistas, aficionados y funcionarios de Gobierno. Todos estaban reunidos para presenciar un momento histórico: el instante en que la tela negra que cubría el nombre del nuevo Puente Ricardo Saprissa Aymá cayera al suelo, honrando la memoria de un hombre que no solo transformó el fútbol nacional, sino que marcó a generaciones de costarricenses para siempre.
Catorce minutos después del mediodía arribó la caravana presidencial. El Presidente de la República, Rodrigo Chaves Robles, y el Ministro de Obras Públicas y Transportes, Mauricio Batalla Otárola, movieron las barricadas anaranjadas que bloqueaban el paso, al tiempo que pólvora morada celebraban la apertura del puente conocido popularmente como Puente Saprissa desde hace más de medio siglo.
Pasaron los primeros vehículos, escoltados por oficiales de tránsito, y la obra se dio por inaugurada. En un toldo al lado de la carretera, se entonó el Himno Nacional. Posteriormente, Mauricio Batalla, Juan Carlos Rojas, presidente del Deportivo Saprissa, y Rodrigo Chaves dieron sus discursos. Al final, hubo intercambio de camisetas y fotografías con Roy Myers, José Francisco Porras y Christian Bolaños.
No hubo momento de silencio en la inauguración. Si no era el himno o un discurso el que ocupaban la atención de todos, eran los pitazos de cada conductor entusiasmado que pasó, porque finalmente se reabrió el puente, o porque ahora el equipo de sus amores, además de un estadio, tiene un puente a su nombre.
Hoy, el equipo más grande y ganador del país, el estadio más mítico de la región y el puente conocido por su cercanía a ambos llevan el nombre de don Ricardo, un hombre innovador y visionario, que dejó huella por donde caminó.